Los jeans de Gloria Vanderbilt: con “calce perfecto”, fueron los primeros en marcar la cintura femenina

Los jeans de Gloria Vanderbilt: con “calce perfecto”, fueron los primeros en marcar la cintura femenina

La diseñadora, escritora, artista y empresaria murió a los 95 años. Fue una prolífica y provocadora creadora que se convirtió a sí misma en ícono de estilo.

A los 95 años, murió Gloria Vanderbilt, una mujer que gozó de una herencia millonaria –que obtuvo de su abuelo, Cornelius Vanderbilt, empresario ferroviario en Estados Unidos- con la que se dedicó a “jugar” en todos los sentidos: prolífica en diversas áreas de acción, no le prestó sus oídos a los prejuiciosos y pacatos.

La diseñadora Gloria Vanderbilt en Nueva York. (New York Post via AP, File)

Diseñadora, escritora, artista y empresaria exitosa, durante sus primeras décadas de vida, se paseó por las portadas de las revistas como una “it girl” de la época; tuvo varias parejas, que no ocultó, al punto que años después contó sus romances (efímeros o no) en un libro autobiográfico.

Pero el boom como empresaria y diseñadora fue en los años 70, cuando aprovechó un sobrante de denim almacenado en Hong Kong y le sugirió a su socio hacer una línea de jeans, que se convirtió en su prenda estrella, que reubicó como un elemento lujoso y de estilo.

Los jeans no estaban concebidos de modo utilitario, sino que fueron los primeros en ser diseñados exclusivamente para cuerpos de mujeres en la década del 70. Por este motivo, se convirtieron en diseños indispensables que, como decían los anuncios del momento, abrazaban la figura del modo correcto, sin ser demasiado apretados. Eran ceñidos en lugares estratégicos y no buscaban dejar de lado la silueta y las curvas de la mujer, sino potenciarlas”, explica a Entremujeres la asesora de moda Laura Malpeli de Jordaan, directora de Styletto Image Studio.

La diseñadora de indumentaria Romina Díaz Virzi coincide: “Aportó su nombre y el calce perfecto que hasta ese momento nadie había conseguido, logrando un éxito comercial tras democratizar el uso para todo tipo de cuerpos, ajustándose a las cinturas y caderas”.

Laura dice que, además, lo que marcó una diferencia en sus jeans es que Vanderbilt –cuyo nombre estaba bordado en el bolsillo trasero, así como el cisne en el bolsillo monedero delantero- aparecía en los anuncios en televisión, comunicando los beneficios de sus diseños, especialmente creados para el contorno de las siluetas femeninas. “También fue la primera marca en usar el marketing en espacios como micros y teléfonos públicos, además de la televisión. Dentro de los medios de comunicación, varias revistas los calificaron como los jeans de mejor calce”.

En 1981, los diseñadores de modaHalston; Bob Mackie; Gloria Vanderbilt y Geoffrey Beene (AP)

¿Qué representa el famoso “calce perfecto”? “Cuando una marca logra dar con el ‘calce perfecto’ del jean genera una fidelización muy fuerte con el cliente”, dice Romina. “No solo es cuestión de una buena moldería, sino de encontrar la tela con el confort adecuado, darle la estabilidad justa para que no se estire, lograr el lavado perfecto, sumado a desarrollar los detalles de avíos con el que visualmente se identifica a cada marca”.

“Puede considerarse a Gloria Vanderbilt como ícono no sólo por el calce de los jeans (y el cambio que implicó, ya que sin dudas fue un antes y un después para esta prenda), sino por cómo se comunicó y ofreció a nivel de marketing este producto, que implicó también que la marca se ramificara en otros productos de indumentaria, perfumes y artículos para el hogar. De hecho, en la actualidad, la firma recauda más de mil millones de dólares anualmente en ventas minoristas”, concluye Laura.

Los jeans de Gloria Vanderbilt: con “calce perfecto”, fueron los primeros en marcar la cintura femenina

“Vamos las pibas”: ilustraciones de Ro Ferrer para alentar a la selección femenina de fútbol

La artista seguirá el campeonato con su visión feminista a través de redes sociales.

El seleccionado argentino femenino de fútbol hará historia en el Mundial de Francia, sea cual sea el resultado del campeonato. Después de doce años de ausencia en la máxima competencia –su última participación fue en China 2007- vuelven con un equipo formado por jugadoras que pertenecen a los equipos locales (su profesionalización se dio este año luego de una larga lucha) y aquellas que juegan en equipos del exterior. Pero la hazaña, además, contará con la cobertura de la ilustradora feminista Ro Ferrer vía redes sociales. “Es un modo de hacerles saber que somos un montón quienes alentamos con atención y cariño desde acá”, dijo la artista a Entremujeres.

Ferrer sostuvo que la idea surgió de la mano de Nadia Fink (escritora y una de las responsables de Editorial Chirimbote) y Ayelén Pujol (periodista y jugadora del Norita FC). “Pensamos que es imprescindible acompañar la lucha de las chicas que vienen batallando contra tantas trabas: burocráticas, institucionales, sociales, culturales, económicas y políticas”, aseguró.

“¿Cómo no estar, si además sabíamos que en los programas que viven hablando de fútbol, no iban a tener el mismo nivel de cobertura con el que cuentan los varones?”, se preguntó la ilustradora.

Los trazos de Ro Ferrer siempre militan el feminismo. En lo que podría ser sólo un dibujo, ella hace la diferencia al retratar a las jugadoras de entre 18 y 22 años que hoy representan al país en Francia. A esas chicas con camiseta albiceleste les suma descripciones que incluyen palabras como «derecho», «libertad», «goce», «deseo». “¿Cómo no reivindicar el goce, el deseo, la libertad que da encontrarse? Saberlo tan fuertemente que nada pueda frenar esa pasión, esa verdad… ¡Si justamente todo esto es lo que se nos niega hace siglos!”.

Para Ferrer, no se trata de una cuestión deportiva sino de una realidad que atraviesa a las mujeres en cualquier ámbito: “No es sólo en el fútbol, es en todos los aspectos de nuestras vidas. Nos preparan para ponernos a disposición de los demás, para aceptar que no nos corresponden los mismos derechos y oportunidades que a los varones, porque lo nuestro es la crianza, el cuidado, la limpieza del hogar y ‘atender’ al marido, porque además debés casarte y formar una familia para estar completa y realizada”. Así, destacó que “estas pibas vienen a romper con las imposiciones. Son un símbolo en una lucha colectiva, se une a la que venimos dando en todos los ámbitos de la vida. Son la muestra de que no se puede silenciar quienes somos, que siempre va a haber un pequeño lugarcito para colarse entre mandatos e imposiciones machistas”.

Nadia Fink, en tanto, añadió que “se habla de fútbol feminista y disidente porque tiene que ver con el derecho, el goce, la libertad, algo que fue negado mayormente a las mujeres cuando el futbol era un deporte no sólo asociado con los varones sino también con todo el ideario de la masculinidad (el más fuerte, el que juega mejor, el más líder)”. Para ella, el objetivo “no sólo es que se visibilice el futbol que están haciendo las mujeres sino también que cambie el sentido del juego, que se focalice en el juego en equipo, en la solidaridad, en las hermandad, en las redes que se tejen adentro y afuera de la cancha”.

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) firmaron en marzo pasado un acuerdo para la profesionalización del fútbol femenino local, que desde sus inicios sufrió gigantescas desigualdades de género. Pero esta medida tiene detrás años de lucha, reclamos insistentes y el sacrificio de mujeres deportistas que incluso han tenido que dormir arriba de un micro por no tener pago el hospedaje cuando iban a jugar a otras ciudades. Por eso, la ilustradora afirmó que el camino de las futbolistas argentinas fue “una búsqueda justa de equidad”. En ese sentido, destacó a una referente imprescindible en el reclamo por la profesionalización: Macarena Sánchez, quien “sufrió hostigamiento y amenazas desde que alzó la voz por un fútbol profesional, feminista y disidente. No es un hecho aislado, no es un fanático, es la respuesta violenta de los sectores que hasta ahora se sentían más, mejores, valiosos, con todos los privilegios a disposición por el sólo hecho de que al nacer les hayan asignado el género masculino”.

“¡Vamos las pibas!”, es la frase que Ferrer eligió para la obra donde ilustró a toda la selección femenina. Quizás sea la misma expresión que utiliza su hija para alentar al equipo, quien “como tantas otras, está enloquecida con las chicas”, detalló Ferrer. Es que algo de la importancia de este hito radica, según ella, en “reconocerse en otras, hacerse manada, saber que se puede soñar y ser… de eso no hay retorno. Se vienen generaciones más libres, felices y menos violentas”. “Como dice Mónica Santino: ‘Al patriarcado lo vamos a tirar a pelotazos’«, concluyó Ferrer.

FUENTE: ENTREMUJERES

Próximo Programa (05/06/19): «Segundas partes… ¿Nunca fueron buenas?»

Próximo Programa (05/06/19): «Segundas partes… ¿Nunca fueron buenas?»

«Donde hubo fuego, cenizas quedan», es la típica frase que decimos cuando nos enteramos de que alguien ha vuelto a establecer una relación con su ex.

Y aunque a veces la vuelta atrás tiene mala prensa, volver a intentarlo con un antiguo amor no se trata de un regreso al pasado, sino de un nuevo comienzo.

Este jueves en Peña de Mujeres preguntamos: Segundas Partes… ¿Nunca fueron buenas?

De 21 a 23 hs. por el aire de FM SOL 91.5 o a través de la radio online en www.peniademujeres.com

 

Próximo Programa (30/05/19): «Perfeccionistas»

Próximo Programa (30/05/19): «Perfeccionistas»

Vivimos en una época caracterizada por la velocidad y el vértigo, en donde el éxito está sobrevalorado y la más mínima aparición de falla o defecto lo vivimos como un fracaso… Es normal, a nadie le gusta sentirse frustrado.

Pero cuando nuestras reacciones hacia eso que nos decepciona nos generan un malestar excesivo y nos aleja de conseguir aquello que queremos, es hora de resetear y cambiar de perspectiva.

Este jueves en Peña de Mujeres hablamos sobre los “Perfeccionistas” (la intolerancia al fracaso)

A las 21 hs por el aire de FM SOL 91.5 o en www.peniademujeres.com

Los jeans de Gloria Vanderbilt: con “calce perfecto”, fueron los primeros en marcar la cintura femenina

La obsesión por ser perfecto ¿Cómo evitarla?

Buscar la perfección implica mucho esfuerzo. La obsesión por ser perfecto hace que nos empeñemos en que todo debe ser de una determinada manera, y sino no sirve. Esto nos lleva a ponernos mucha exigencia hacia nosotros mismos. Nunca es suficiente. Es una obsesión permanente en búsqueda de la perfección que nos puede generar ansiedad, agotamiento y desesperación. Mucha gente recurre a terapia por este motivo.

¿Cómo salir del círculo por ser perfectos? ¿Cómo empezar a disfrutar de la vida desde la imperfección?

LA OBSESIÓN POR SER PERFECTO

Paradójicamente esta obsesión por hacerlo todo bien nos lleva a cometer más errores. Cuanto más nos exigimos, más nos equivocamos y por tanto, más nos acabamos frustrando con nosotros mismos. Cuando esto ocurre, es probable que no solo nos exijamos a nosotros mismos. Aunque no lo veamos, también estamos poniendo presión a los demás. Podemos decir a los demás: – Esto no está suficientemente bien, podrías hacerlo mejor. Hasta el,- esto no es correcto, no es así. También podemos decirnos a nosotros mismos: – No puedo entregar este trabajo, esta corrección, este proyecto porque no es perfecto.

¿DE DÓNDE VIENE LA NECESIDAD DE PERFECCIÓN?

La obsesión por ser perfecto tiene que ver con nuestra infancia. Inconscientemente hemos aprendido que para ser adecuados ante los ojos de nuestros padres teníamos que hacerlo todo “bien”. O al menos todo según los valores que nuestros padres nos inculcaban (o los copiamos o nos vamos al extremo opuesto). Porque lo que es la perfección para uno, es diferente para otro. No se trata de culpar a nuestros padres. Sino de poder entender y liberarnos de nuestras ataduras emocionales.

Ser perfecto es un pensamiento irracional, que se complementa con este otro: – Si no soy perfecto soy un desastre. O también, con el de: – Si no soy perfecto, no me querrán. Si vemos la vida teñida de este pensamiento irracional, no ser perfectos es un fracaso absoluto. Parece como si hacerlo todo “bien” nos proporcionara mayor seguridad en nosotros mismos. Por tanto, la necesidad de reconocimiento viene del exterior y no de nuestro interior. Usamos la excusa de la perfección como un salvavidas donde agarrarnos que nos inspire seguridad. El problema de esto es que nunca es suficientemente perfecto. Siempre podemos querer más. Y ahí está la trampa.

Me llegan muchas personas a consulta con este problema. Recuerdo una persona en concreto. Vamos a llamarla Adela (no es su nombre real), pero así nos entendemos.

Adela, venía a consulta porque tenía mucha ansiedad y estrés encima. No podía concentrarse en su trabajo. Su jefe, se quejaba de que le entregaba los proyectos mucho más tarde de lo previsto y que no cumplía con los plazos. ¿Qué ocurría? Que Adela quería hacer las cosas perfectas. Y en su afán de perfección, se le pasaban las horas volando. No tenía consciencia del tiempo que pasaba. Al final su perfeccionismo era contraproducente para su vida. Su necesidad de hacerlo todo perfecto se volvió su peor enemigoHacía que en su trabajo fuera más lenta y no se diera cuenta de que se terminaban los plazos.

¿CÓMO SALIMOS DEL BUCLE DE LA PERFECCIÓN?

En realidad, ser perfectos no nos salva de nada. No nos proporciona más confianza. Ni nos da la absoluta certeza de hacerlo bien. Adela, tuvo que aprender a revisar menos veces las cosas, correr el riesgo a equivocarse, y presentar los trabajos tal como los iba realizando. Tuvo que aprender, a equivocarse más y arriesgarse a que le hicieran correcciones para poder entregar sus trabajos a tiempo. Esto hizo que su ansiedad bajara drásticamente. Se volvió más despreocupada. Ya no lo importaba tanto lo que pensara su jefe de ella. Además, empezó a cumplir los plazos de entrega, y a tener más tiempo para ella.

Asumir que somos imperfectos es el antídoto a la perfección. Esta “receta” es mágica, cuanto más aprendemos a equivocarnos, más relajados podemos estar. Nuestra exigencia se modera. Nuestra ansiedad disminuye y nuestra vida se vuelve mejor.

Ya no necesitamos controlarlo todo, no somos perfectos. Ni hace falta. Así es como podemos decir adiós a nuestra obsesión por ser perfecto. 

Adriana Reyes
Psicóloga y Psicoterapeuta

Fuente: www.psicoemocionat.com